Índice
    EL ENROLLAMIENTO DE LAS HOJAS
    Si las hojas de sus plantas se doblan o se enrollan, el problema puede ser ambiental, químico o biológico. A veces, todas las hojas de una planta se doblan o se enrollan; en ocasiones, solo las nuevas presentan síntomas mientras las hojas más viejas son normales. El daño puede comenzar de forma moderada y luego, rápidamente, afectar el crecimiento nuevo. El daño a las plantas de los cultivos puede resultar de una causa o de una combinación de ellas. Hay cuatro razones principales por las cuales las hojas de las plantas se doblan o enrollan:

    • Estrés fisiológico por viento, polvo, altas temperaturas y baja humedad
    • Herbicidas u otros productos hormonales
    • Plagas de insectos chupadores (ácaros, pulgones, psílidos, etc.)
    • Virus fitopatógenos


    ENROLLAMIENTO POR ESTRÉS FISIOLÓGICO
    Los vientos fuertes, el polvo, las altas temperaturas y la baja humedad puedan dañar las hojas y los tallos de las plantas de diversos cultivos. El calor y la baja humedad pueden hacer que las hojas de tomate se sequen, luego se doblen y se enrollen. El clima caluroso y seco también puede provocar un síntoma denominado enrollamiento fisiológico de la hoja. Esta es una respuesta de auto defensa; las hojas y las hojuelas se enrollan ligeramente para evitar más pérdida de agua. En las gramíneas existe un mecanismo de enrollamiento foliar altamente especializado. Las hojas contienen células llamadas “células buliformes”, localizadas en la epidermis de la región adaxial de la hoja y son muy sensibles al estado hídrico de la planta. Actúan como motor del enrollamiento de hojas en especies como el arroz, maíz y trigo. Cuando las células buliformes están turgentes, las hojas mantienen una posición plana; en el caso contrario sufren plasmólisis y provocan el enrollamiento foliar.

    Los síntomas de enrollamiento fisiológico pueden parecer un daño por otras causas, y generalmente son temporales; la salud de la planta se normaliza una vez que mejoran las condiciones adversas. Por supuesto que cuando las causas de la fisiopatía se extienden por más tiempo, puede haber aborto de flores y frutos, así como una disminución importante del rendimiento y la calidad de la cosecha. El enrollamiento foliar durante situaciones de estrés hídrico/térmico/luminoso disminuye la superficie de la hoja expuesta a la energía solar y, junto con el cierre de los estomas, disminuye la transpiración. Esto provocará una disminución de la entrada de CO2 en las células (descenso de CO2 intercelular) y una baja eficiencia en el uso de la luz, induciéndose un mecanismo de inactivación del sistema fotosintético, con la subsecuente disminución en la acumulación de biomasa.
    DAÑOS POR HERBICIDAS
    A menudo los cultivos se tratan con herbicidas de tipo hormonal para prevenir o eliminar las malezas, y el rocío por deriva puede dañar las plantas de cultivos vecinos sensibles a dichos herbicidas. Si el viento sopla a tan solo cinco kilómetros por hora puede trasladar estos herbicidas hasta un kilómetro del sitio donde se aplicó. Herbicidas como 2,4- D, dicamba u otros herbicidas tipo hormonales pueden ocasionar daños graves. Las plantas de tomate, por ejemplo, son muy sensibles a estos herbicidas: pueden dañarse por concentraciones tan bajas como 0.1 ppm. A veces las plantas se pueden recuperar, pero el cultivo definitivamente sufrirá.

    No hay solución aparente para las hojas que ya están dañadas por el 2,4-D u otros herbicidas afines; éstas se deforman, y la lámina foliar disminuye hasta quedar sólo una pequeña área cercana a las nervaduras. Este síntoma se conoce genéricamente como “hilos de agujeta” o “mano de chango”.
    Otros herbicidas sin efecto hormonal, como el glifosato, pueden llegar a campos de cultivo por deriva aérea o arrastre en el agua de riego y ocasionar síntomas similares a los inducidos por marchitamientos vasculares. Esto incluye por supuesto la flaccidez del follaje y el enrollamiento de hojas. Las plantas también pueden dañarse por otros herbicidas altamente residuales que quedan en el suelo de un ciclo de cultivo al siguiente, o que vienen como contaminantes en los agregados orgánicos como las compostas. En estos casos las hojas de las plantas afectadas muestran flaccidez y enrollamiento.
    DAÑOS POR PLAGAS
    Algunas plagas de insectos y ácaros fitófagos que succionan la savia de las plantas, principalmente de las hojas, pueden inducir enrollamientos y encorvamientos de la lámina foliar en sus hospederos cultivados. El ácaro blanco (Polyphagotarsonemus latus) es un ejemplo de este tipo de plagas, y afecta a muchas especies de plantas, como tomate, pimientos, berenjena, papas, algodón y cítricos. También ataca plantas ornamentales como dalia, zinnia, crisantemo, y varias otras que crecen bajo media sombra. Estos ácaros evitan la luz y se alimentan principalmente por el envés de las hojas. A medida que se alimentan, inyectan toxinas que reducen el crecimiento de las células del envés y deforman las hojas encorvándolas hacia abajo. Daños similares ocurren en las hojas y brotes tiernos de los cítricos por el psílido asiático (Diaphorina citri) y el pulgón verde (Aphis spiraecola).

    DAÑOS POR VIRUS
    Cientos de virus pueden ocasionar que las hojas de las plantas hospedantes se doblen o enrollen. Los geminivirus, entre los que sobresale el Virus del Chino Amarillo del Tomate (TILCV), se propagan a los tomates y otras plantas exclusivamente a través de las moscas blancas (Bemisia tabaci). Una vez que los virus se multiplican en las plantas, las hojas del cogollo suelen sufrir suministro insuficiente de recursos para su adecuado crecimiento, por lo que se aprecian amarillas, pequeñas y encorvadas hacia arriba; esta sintomatología se le conoce en países como México con el nombre de “enchinamiento”.

    En el cultivo de la papa el Virus del Enrollamiento de la Hoja de la Papa (PLRV) induce síntomas de enrollamiento de las hojas. Si la infección ocurre al final de la estación la planta no manifiesta aparentemente ningún tipo de afectación (aunque su progenie podría estar parcialmente infectada). Las plantas que se desarrollan a partir de tubérculos infectados son las que muestran síntomas secundarios más intensos aunque menos pronunciados en la parte apical que en el caso de la infección primaria. La planta completa a menudo se ve erecta, enana, las hojas más viejas se enrollan y las superiores se observan más pálidas. Las hojas basales se vuelven rígidas, crocantes y se tiñen intensamente de púrpura en algunos materiales; en otras ocasiones pueden mostrar una necrosis severa, especialmente en los márgenes.
    COMENTARIO FINAL
    La clave para resolver el problema de las hojas dobladas o enrolladas es identificar el origen y las causas del problema. El daño por el viento y otros factores ambientales se resolverá una vez que las condiciones ambientales mejoren. Los ácaros y los virus pueden identificarse mediante análisis de laboratorio. El daño más difícil de identificar es el ocasionado por la deriva o los residuos de herbicidas. Pero independientemente de la causa, las hojas de plantas cultivadas que se doblan o enrollan son una señal de que la planta no está bien, y que el productor o el agrónomo deben tomar medidas necesarias para salvar su cultivo.

    En la imagen: A=enrollamiento fisiológico por falta de agua en maíz; B=mano de chango por herbicidas hormonales en vid; C=encorvamiento de hojas de pimiento por daño de ácaro blanco; D=síntomas de enrollamiento de hojas en papa inducidos por el virus PLRV.

    FUENTE: https://www.facebook.com/quesabesdeagronomia/posts/1697067060566158:0