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    ¿Cuántas veces has mordido un tomate y te ha sabido a plástico puro? ¿En cuantas ocasiones has maldecido a los productores industriales y a los grandes almacenes por traer frutas y verduras insípidas y sin ningún tipo de gracia? Por razones como estas, no tardamos en añorar el campo y desear recoger nosotros mismos un tomate de una mata y recién recolectado limpiarlo y directo a la ensalada.

    El œhombre del asfalto€ por otra parte, necesita estar en comunión con la naturaleza de vez en cuando. El estrés de la vida diaria que produce la ciudad pide a gritos un poco de calma y escapar hacia un oasis momentáneamente.
    €œLa creación de espacios de autoconsumo en los propios hogares está de moda: los tiempos acelerados de la vida actual demandan este pequeño contacto con nuestro yo primitivo.€
    Es por estos dos motivos por lo que cada vez más proliferan los huertos urbanos: reproducciones a pequeña escala de una parcela de campo donde cultivar adaptadas al entorno de la vivienda de ciudad, donde sin grandes esfuerzos poder cultivar pequeñas producciones de frutas y hortalizas en la terraza o tejado del hogar.
    La elección del espacio: clave
    Para poder instalar nuestra propia huerta en casa debemos estudiar nuestras posibilidades para su instalación. Lo primero es buscar un espacio abierto cuanto más amplio mejor: azotea siempre mejor que terraza y terraza siempre mejor que balcón, pero este no es el único factor decisivo¦ Si tenemos un balcón orientado hacia el sol y una terraza que no lo está, la balconada tendrá prioridad.
    €œSe recomienda que para el crecimiento y cuidado adecuado de estos cultivos, reciban cinco horas de sol diario como mínimo.
    Pero ¿Puedo tener mi huerta en casa en un balcón? Este es precisamente el segundo punto a tener en cuenta. Cuando pensamos en un huerto urbano se nos viene a la cabeza imágenes de azadas y surcos de tierra entre edificios de hormigón, pero una parra que surque el perímetro de un balcón, una tomatera que trepe a sus costados y varias macetas de plantas aromáticas como el romero, la menta y la albahaca pueden causar la misma sensación que 10 m2 de tierra abonada.
    Un oasis en la ciudad
    Motivo distinto es que lo hagamos más que por afición, por devoción. Que necesitemos de nuestro terreno labrado y una conexión más profunda con el campo.
    En estos casos podemos hablar de una €œprofesionalización€ mayor del huerto que en el caso de recurrir a plantas trepadoras, macetas y pequeños frutales. Disponiendo de unos 10-20 m2 de espacio ya podemos establecer una buena parcela sin que se produzca sensación de agobio o se desaproveche el espacio.
    Cuidados básicos y necesidades del espacio
    Colocar un terrario amplio y sembrar no es lo único que debemos tener en cuenta a la hora de montar nuestro huerto. Un buen plástico aislante que mantenga la tierra compactada y evite filtraciones es básico, así como una profundidad de no menos de 30 cm para que agarre bien cualquier tipo de cultivo del que queramos hacer uso.
    Para iniciarnos mejor hacerlo con hortalizas que no requieran de grandes cuidados e ir introduciendo otras de cultivo más cuidadoso una vez nos hagamos con las herramientas y el espacio. Las verduras de hoja comestible tipo lechugas, rúculas o espinacas son las que de esta tipología nos ofrecen mejores resultados.
    Una malla que cubra el espacio mientras no lo estemos trabajando o disfrutando, lo protegerá del ataque de animales domésticos.€
    Y muy importante es tener en cuenta que buscamos reproducir un espacio lo más natural posible, por lo que si queremos recuperar ese sabor a tomate perdido€, los abonos deben ser lo más naturales posibles y huir de productos químicos.
    La disposición y decoración vital
    Un huerto en una vivienda puede causar sensación de €œpegote€ si no lo adecuamos al entorno. Para ello la decoración y los remates son fundamentales.
    Se debe pensar que en tiempos en los que no haya brotes, no dejamos de tener un pedazo de tierra en mitad de un ensolado, por lo que el uso de arbustos que rodeen la parcela, elementos decorativos y macetas pueden servir para crear una sensación continua de espacio único y bien aprovechado.
    Por otra parte es muy buen recurso el uso de mobiliario que se integre con la finalidad de desconexión y aislamiento urbanita del espacio: una buena hamaca o tumbonas complementarán la sensación de remanso de paz.

    FUENTE: http://www.redpermacultura.org/